Constantemente se escucha a líderes políticos,religiosos y cívicos tratando de convencer a sus seguidores con discursos movidos más por la pasión que por la razón, en su ignorancia la gran masa se polariza a favor o en contra de la persona que los pronuncia;ejemplos de lo anterior son los presidentes de Colombia y Venezuela, cada vez que Uribe y Chávez hablan generan pasiones de todo tipo entre los colombianos y venezolanos.Algunas personas dicen que es muy poco lo que pueden hacer las palabras frente al poder desmesurado de las armas, olvidan que muchos conflictos se han iniciado por el empleo de palabras en contextos no adecuados,es decir, ellas mal empleadas originan problemas pero si son utilizadas sin apasionamientos ayudan a lograr la comprensión entre los humanos; el problema está en que cuando los dirigentes se pronuncian en los medios masivos de información no resisten la tentación de manipular a la comunidad, a través de ellos son capaces de cambiar la manera de pensar de todo un pueblo, por algo los dictadores siempre han utilizado estos canales para llenar de fanatismo a la gente. La palabra,sobre todo la escrita, también puede producir cambios positivos en las personas, al respecto William Ospina, escritor colombiano,cree en la capacidad de los libros y la literatura para cambiar a la sociedad en general; agrega el autor de varias obras literarias inspiradas en la realidad del país, que los libros tienen la virtud de hacer más perceptivo al público lector; esas cosas que escriben los literatos pueden ser calificadas de irreales, pero se diferencian de las reales porque duran mucho más en la mente de hombres y mujeres.
Los gobernantes del mundo en vez de estar pensando en guerras y armas, lo que deben propiciar es el cambio en la manera de pensar de los ciudadanos a partir de eventos como las ferias del libro y realizando campañas de promoción de la lecto-escritura.
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